Cuatro comunidades de fe —un hogar, un espacio para personas ancianas, un hospedaje y una congregación— impulsan junto a la FLM la transición hacia un futuro sostenible como expresión de fe y cuidado de la creación. Foto: FLM/E. Albrecht
GINEBRA (LWI) - En un mundo que clama por acciones concretas frente a la emergencia climática, el cambio de la matriz energética hacia fuentes renovables se ha convertido en un imperativo ético y una demostración de fe. Este compromiso con el cuidado de la creación es impulsado y acompañado activamente por el Programa de Justicia Climática de la Federación Luterana Mundial (FLM), que en esta oportunidad facilita el aprendizaje entre pares y promueve las buenas practicas de comunidades de fe en su transición hacia un futuro sostenible.
Desde hogares de ancianos hasta proyectos de irrigación, las iglesias miembros de la FLM están demostrando que la energía solar no es solo una alternativa tecnológica, sino un testimonio vivo de esperanza y responsabilidad con las generaciones futuras.
Movidos por la convicción de cuidar la creación de Dios, comunidades Y proyectos están encontrando en la energía solar una herramienta poderosa para la diaconía y la justicia. Esta transición energética, más allá de sus beneficios económicos, se enraíza en un llamado espiritual a proteger nuestro hogar común. Como expresa el pastor Adriel Raach de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB), "El cuidado de la creación de Dios es un tema recurrente en nuestra iglesia... Trabajamos con niños, adolescentes y jóvenes... siempre es concientizar que somos cuidadores y administradores de la creación de Dios". Este impulso emotivo puede ser el motor que encienda una ola de cambios concretos en distintos rincones del continente.
Los frutos de esta misión se materializan en proyectos tangibles. En Argentina, el pastor Clovis Kurtz lideró la transformación del Hogar de Ancianos Armbruster. Comenzando con un pequeño equipo de 8 kWh y expandiéndose a uno de 20 kWh, lograron un ahorro energético de más del 60%. "Nos está siendo un gasto ahora de 20% de lo que gastábamos normalmente antes", afirma Kurtz, quien visualiza un tercer paso: la instalación de baterías para alcanzar la independencia energética. Su visión es inspiradora: "Siempre pensar en tanto techo de iglesia que hay en el mundo. Si todos los techos de iglesia estuvieran produciendo energía para afuera, sería un montón de energía que mitigaría el impacto ambiental".
En el árido Corredor Seco de Nicaragua, la Iglesia Luterana Fe y Esperanza (ILFE), donde trabaja el Ingeniero Noel Sevilla García, implementó un sistema fotovoltaico para extraer agua de un pozo perforado. Este proyecto abastece un reservorio que permite el riego por goteo para varias familias, enfrentando la sequía con esperanza. "Como iglesia estamos atendiendo a familias con necesidades muy sentidas como es la sequía", explica Sevilla. El proyecto no solo provee agua de calidad y usa energía 100% renovable, sino que fortalece la organización comunitaria. "Llevamos la palabra de Dios, pero también hacemos viva la fe, atendemos sus necesidades", destaca.
Desde Cuiabá, Brasil, el pastor Adriel Raach comparte la experiencia de su comunidad y el sínodo, que implementaron paneles solares para reducir el alto consumo energético, especialmente en un alojamiento para personas en tratamiento médico. "Pensamos que sería algo realmente válido para nosotros como comunidad", relata. El resultado fue un éxito: "Tuvimos una gran reducción en el costo de la energía que pagábamos". Aunque enfrentaron el desafío de un rayo que dañó algunos equipos, su planificación incluyó un fondo de emergencia que les permitió resolverlo. Hoy, producen la energía que consumen con tranquilidad.
En Santiago de Chile, la congregación de la Reconciliación, pastoreada por Sebastián Fitzke, genera su agua caliente y parte de la electricidad de la casa pastoral con energia solar. "Generamos nuestra agua caliente durante el día con la energía de la luz", comenta Fitzke, quien ve este paso como el inicio de un camino con más posibilidades, como instalar baterías para usar la energía durante la noche. Para esta comunidad, es "una gran fuente, fuerza, algo para acción", un testimonio práctico que da autoridad para hablar del cuidado de la creación.
Los paneles instalados en varias comunidades en las zonas rurales, permite generar energía y así extraer agua de pozos profundos en un contexto donde no llueve en el llamado Corredor Seco de Centroamérica. Foto: FLM/E. Albrecht
Vista aérea del Hogar Armbruster de la Iglesia Evangélica Luterana Unida de José C. Paz, Buenos Aires, que a partir de la incorporación de la energía solar han ahorrado más del 60 % de la energía convencional. Foto: FLM/E. Albrecht
Templo de la Comunidad La Reconciliación, dónde los miembros celebran todos los domingos la Palabra de Dios. Los edificios son calefaccionados con la electricidad producida con la energía solar. Foto: FLM/E. Albrecht
Estas iniciativas son solo una muestra del creciente movimiento dentro de la FLM. Existen muchos otros proyectos en América Latina y el Caribe que están llevando a cabo esta transición energética. Es fundamental destacar que, desde el Programa de Justicia Climática de la FLM, existe financiamiento disponible para apoyar proyectos de queña escala que promuevan la justicia climatica, y promover el uso de energía renovable es un ejemplo de ello. .
Alentamos para que más comunidades se sumen a este camino de fe, esperanza y sostenibilidad, demostrando que un futuro energético basado en energías renovables no solo es posible, sino que ya está en marcha.
